Persecución a gran velocidad termina con embestida a coche policial
En una noche llena de acción e intriga, un conductor brasileño de 46 años se vio envuelto en una persecución digna de una película. Todo comenzó en la A-7, en Mijas, cuando el fugitivo aceleró su Ford Focus oscuro a velocidades asombrosas y se dirigió hacia Fuengirola. Durante su travesía, supuestamente alcanzó los 160 kilómetros por hora por las calles de la ciudad y finalmente embistió a un vehículo de la Policía Nacional, momento en el que finalmente fue detenido.
Este increíble suceso ocurrió en la madrugada del 28 de febrero. Alrededor de las 05.30 horas, un vehículo oscuro de la marca Ford Focus adelantó rápidamente a un coche de la Guardia Civil en la autovía, cerca del Faro de Calaburra (Mijas). Los agentes, pensando que podría tratarse de una emergencia sanitaria debido a que el vehículo tenía las luces de emergencia encendidas, decidieron seguirlo para brindar apoyo.
Sin embargo, rápidamente se dieron cuenta de que el coche se estaba moviendo de manera errática, cruzando constantemente los dos carriles de la carretera, lo que levantó sospechas. Intentaron que el conductor redujera la velocidad y se identificara activando las luces del vehículo policial, pero supuestamente hizo caso omiso y aceleró aún más.
Así comenzó una frenética persecución en la que los agentes tuvieron que esforzarse al máximo para no perder de vista al fugitivo y finalmente interceptarlo. Se dieron cuenta de que tomó la primera salida hacia Fuengirola y alertaron al 091 de la Policía Nacional, que movilizó todas las unidades disponibles para intentar detener al sospechoso.
Impacto violento
Según los informes, el fugitivo atravesó la localidad a una velocidad asombrosa, pasándose semáforos en rojo, golpeando otros coches estacionados y obligando a otros conductores a apartarse para evitar colisiones. Llegó a una rotonda y supuestamente dio la vuelta para continuar por el Paseo Marítimo Rey de España en dirección a Benalmádena, donde habría circulado a unos 160 kilómetros por hora.
Allí, un vehículo de la Policía Nacional intentó bloquear su paso al invadir ambos carriles. Sin embargo, el conductor, lejos de frenar, mantuvo la velocidad y embistió al coche policial con tanta violencia que ambos vehículos quedaron inutilizados.
Después del impacto, el fugitivo salió de su coche y trató de huir a pie, pero fue interceptado y reducido por los agentes de la Guardia Civil, a pesar de la resistencia que supuestamente ofreció.
Los dos agentes que se encontraban dentro del radiopatrulla arrollado necesitaron atención médica debido a las múltiples contusiones sufridas por el impacto. Aunque no corrieron peligro de vida, les tomó varios días recuperarse de las lesiones.
Se dice que el fugitivo se negó a someterse a las pruebas de alcoholemia y de consumo de drogas, y se descubrió que no tenía un permiso de conducir válido. Finalmente, después de una intervención apasionante, fue detenido por varios delitos, incluyendo uno contra la seguridad vial y desobediencia grave, otro por atentado a la autoridad, un tercero por daños y un cuarto por reincidir en un delito contra la seguridad vial.
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