Así vivió Joaquín Conesa el terrorífico atraco en su estanco: “Me apuntó con el arma en la cara”
El propietario del único estanco en Balsapintada, una pequeña localidad con 1.800 habitantes en Fuente Álamo, Joaquín Conesa, vivió un traumático atraco cuando dos delincuentes irrumpieron en su establecimiento justo antes del cierre. Aunque inicialmente notó la presencia sospechosa de los asaltantes, no sospechó de sus intenciones. Uno de los atracadores, posiblemente de origen marroquí por su acento, lo amenazó con una pistola exigiendo que abriera la caja registradora, mientras su cómplice, un español, aguardaba con una bolsa para recoger el dinero.
Joaquín, preocupado por la seguridad de su familia que estaba en la vivienda encima del estanco, actuó rápidamente cerrando la puerta que conectaba ambos lugares. El atraco fue rápido, los ladrones vestían ropa oscura, guantes y pasamontañas para ocultar su identidad. Se llevaron unos 1.700 euros de la recaudación del estanco y otros 200 que Joaquín tenía consigo. A pesar de intentar distraer al agresor tirando su billetera al suelo, tuvo que ceder ante la amenaza constante del arma.
Los delincuentes escaparon en un vehículo estacionado cercano, y aunque Joaquín denunció el robo a la Guardia Civil, la investigación sigue su curso. El incidente ha dejado a su esposa nerviosa y con miedo, lo que ha llevado a Joaquín a tomar medidas de seguridad adicionales en su negocio, como la instalación de un cristal blindado y una puerta de seguridad.
Este no es el primer encuentro de la familia Conesa con la delincuencia; el padre de Joaquín, quien gestiona una cantina local, también ha sido víctima de robos en el pasado. La sensación de inseguridad y la impotencia frente a la recurrente violencia criminal han llevado a la familia a considerar medidas más drásticas para protegerse y proteger su patrimonio.
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