Asaltan dos veces en una semana la misma casa de Parque Clavero
La inquietante realidad de los robos en el hogar ha golpeado duramente a Juan Muñoz, un residente de Parque Clavero en Málaga. En un giro de eventos desgarrador, este hombre experimentó el **mismo horror** en dos ocasiones en un breve lapso de siete días. Mientras aún trataba de lidiar con el impacto del primer robo, **los ladrones** -posiblemente los mismos- regresaron para intentar despojarlo de lo que quedaba en su hogar.
En esta segunda incursión, no lograron llevarse nada, ya que se encontraron atrapados en un tejado interior, frente a la ventana que previamente habían destrozado. Juan, con la esperanza de disuadir a los delincuentes, considera la posibilidad de colocar carteles en sus ventanas, informando que ya no hay nada de valor en su hogar y que **el daño ya ha sido hecho**.
El hecho de que esta experiencia se repitiera es desolador, especialmente considerando que Juan había tomado medidas de seguridad. Había contratado a una empresa para la instalación de un sistema de **alarmas, sensores** y **videovigilancia**. Además, decidió implementar sus propias cámaras en áreas más íntimas de la casa, creyendo que esto le brindaría tranquilidad. Sin embargo, confiesa que su ansiedad lo llevaba a revisar constantemente las grabaciones.
El primer robo ocurrió el 28 de agosto, cuando Juan y su esposa, ambos jubilados del ámbito sanitario, se ausentaron por un viaje a Sevilla. Asegurando todo y activando la alarma, se marcharon sin imaginar que durante su ausencia, su hogar sería **saqueado**. Al revisar las imágenes de sus cámaras el 29 de agosto, Juan se encontró con su dormitorio revuelto, lo que desató una serie de eventos preocupantes.
Alarmado, contactó a una vecina para que verificara la situación, solo para recibir la confirmación de que la reja de su casa había sido forzada. Rápidamente, llamó a la policía y pidió a su hermano que los acompañara a investigar. Al llegar, los agentes descubrieron que los ladrones habían registrado varias áreas de su hogar, pero el verdadero alcance del robo se reveló solo cuando Juan y su esposa regresaron.
Los delincuentes se llevaron una valiosa colección de **relojes y joyas**, la mayoría de ellas con un profundo significado sentimental, acumulando un botín que excedería los **40.000 euros**, mientras que su seguro solo cubría **3.000 euros**. Juan se muestra incrédulo ante la ineficacia de su sistema de seguridad, que no se activó durante el atraco. A pesar de pagar mensualmente por el servicio, la empresa alegó que los ladrones posiblemente utilizaron un **inhibidor** para desactivar la alarma.
La primera experiencia de robo dejó a Juan con un sentimiento de **inseguridad** que se intensificó al poco tiempo. A la semana siguiente, tuvo que regresar a la comisaría para presentar una nueva denuncia. En la noche del 7 de septiembre, mientras estaba fuera, revisó nuevamente las grabaciones de sus cámaras, solo para descubrir a **dos intrusos** encapuchados que intentaban ingresar por la misma ventana dañada anteriormente.
Aunque estos ladrones no lograron entrar en la casa, Juan rápidamente alertó a la policía y a familiares cercanos. Sin embargo, al llegar, los delincuentes ya habían desaparecido. Juan no puede evitar pensar que podrían ser los mismos que regresaron convencidos de que aún había algo de valor que robar. «Ya no nos queda nada», lamenta, reflejando la profunda frustración y desamparo que siente tras estos sucesos.
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